Siempre hemos entendido desde nuestra asociación PROTECTURI (Asociación para la Protección del Patrimonio Cultural) PHC, que la cultura de la seguridad en una institución cultural debe ser por encima de todo un ejemplo patente de transversalidad e interdisciplinariedad organizativa.
Nuestra hoja de ruta es seguir trabajando en dos aspectos fundamentales: la prevención, protección y salvaguarda de nuestro PHC. Me refiero a la:
• Escalabilidad y sistematización de los contenidos, con el fin de lograr que todas las instituciones museísticas, con independencia de sus dimensiones, dispongan de un programa de seguridad coherente y viable.
• Seguir insistiendo en la implementación de la pedagogía de seguridad como recurso transversal con el fin de consolidar la protección del patrimonio cultural como una labor y compromiso multidisciplinar.
Por ello, es importantísimo seguir fomentando la «cultura de la seguridad del patrimonio cultural» en sus tres componentes básicos: el «valor», el «protector» y sus «amenazas», en el abanico de sus tres segmentos claves en las instituciones culturales. Me refiero a su «filosofía de seguridad», a su «modelo de seguridad» y a su «sistema de protección».
Ser profesional de la seguridad en el patrimonio cultural no es solo tener un título. Las personas, la especialidad, la vocación y la formación son, entre otras, herramientas imprescindibles para consolidar las buenas prácticas.
Para ello es oportuno:
- Actuar y ser reconocidos como mediadores en contextos diversos.
- Aceptar el error como parte intrínseca del desarrollo profesional.
- Trabajar en equipo para buscar soluciones transversales.
- Mantener siempre la calma ante los desafíos e imprevistos.
- Tener claro que debemos resolver confictos en circunstancias críticas.
- Mantener vivo el interés por alcanzar nuevos conoci-mientos y atrevernos a experimentar con ellos.
- Plantear soluciones innovadoras fruto del conocimiento multidisciplinar y la experiencia colectiva. Teniendo en cuenta que nuestro presente, y especialmente nuestro futuro, son mutables. Para ello, debemos generar dinámicas de intervención afines a los nuevos contextos.
- Replantearnos la evaluación de procedimientos, operativas, normas y circuitos, como factor de protección. De todos es sabido que la mejor manera de hacer un buen trabajo en la protección del patrimonio cultural es amar lo que se hace.
PROFESIONALIDAD, CONSTANCIA…
Quienes nos dedicamos a la protección del patrimonio cultural, y amamos lo que protegemos, sabemos que nuestra profesión debe inspirarse en las artes y las ciencias, dado que lo que caracteriza a una disciplina artística o científica es que posee un conjunto de conocimientos, principios, métodos y recursos para lograr las propuestas predefinidas.
Por ello, principios como la honestidad, la profesionalidad, el orden, la constancia, la ilusión, etc., articulan una red básica de elementos y criterios únicos que hacen de nuestra profesión una singular mezcla de vocación y servicio.
En todos nuestros artículos, conferencias, etc, decimos que la seguridad en la protección del patrimonio cultural necesita de la suma de todas las personas y organizaciones que están implicadas. La de todas aquellas que, en diferentes enfoques y escalas, contribuyen a prote-ger el legado de nuestros antepasados, del presente y del futuro.
Destaco dos factores críticos importantes en su protección:
- La necesidad de fortalecer el compromiso ético de los ciudadanos con el patrimonio cultural -tanto el de proximidad como el universal-.
- La urgencia en potenciar la capacidad de análisis de los agentes involucrados en su protección –públicos y privados-.
Destacar que en los próximos años debemos ser artífices de un modelo de protección del patrimonio cultural que implemente no solo nuevas tecnologías disruptivas, basadas como ya se trabaja en nuestro día a día con IA, Big Data, sistemas de videovigilancia con esce-nas de alertas inteligentes, combinados con el resto de sistemas de seguridad, sino una adecuación de posicio-namientos, enfoques y metodologías que puedan hacer frente a retos que ahora apenas podemos imaginar. Para ello, el personal que se incorpore en los próximos años necesariamente tendrá un perfil con formación de base más técnica, en sintonía con las dimensiones digitales de las organizaciones políticas y culturales, con los nuevos modus operandi y nuevas amenazas internas y con la complejidad de la ciberdelincuencia (detonantes, susceptibilidades y riesgos potenciales). Sin olvidar un factor clave, la necesaria comunicación y cooperación con la seguridad pública.
Y mientras tanto, es responsabilidad de los profesionales ir prefigurando los nuevos horizontes. Para ello, desde aquí os invitamos a las jornadas de seguridad del patrimonio cultural que se celebrarán en la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia en el primer trimestre del año 2023, con el lema «Un nuevo modelo de gestión en la seguridad del Patrimonio Histórico Cultural».
Artículo publicado en la revista Cuadernos de Seguridad, nº367, noviembre 2022
Jesús Alcantarilla Díaz
Presidente de Protecturi